Sunday, June 26, 2005

Blog_primer capítulo

Desde que las calles son calles y desde que el reggaeton es la música que levanta pasiones en las oscuras noches alcarreñas (sin faltar al pachangueo, pero el perreo es el perreo), me encuentro diferente en estos cálidos ambientes.
Es cierto, lo confieso, no seré el mismo, no podré disfrutar de "Tiempo de Killer, tiempo de Miller", pero esta condena es solventada por "Detroit Basketball" y por ese extraño elemento llamado Horry (no confundir por un calificativo cariñoso de "Horrible").
Este señor se ha hecho un hueco entre los grandes, y no por botar mal como Ben Wallace o nuestro queridísimo Pau, sino por no temblarle el pulso en los momentos decisivos, por poder contar con él, en cualquier cancha, en cualquier segundo antes de terminar el partido, en cualquier partido de cualquier serie de unos playoffs.
Recuerden que no fue ni Kobe ni Shaq quien metió un triple para poder pasar ante Portland, en una serie de la cual no quiero acordarme (por como se les escapó la eliminatoria a los asiduos a las drogas, por cierto, gran señora la madre de Maurice Cheeks).
Así que señores, por favor dejarle un hueco en vuestro corazón, entre los grandes, porque el año que viene no sé que será de él, no lo digo por si se queda o no en el SBC Center, lo digo porque los grandes tiradores en San Antonio están en peligro de extinción. Creo que el ambiente tejano no es el idóneo para conservar a Gregg Popovich en plenas facultades.

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